Cómo pelar tomates en un santiamén.
Créeme: vale la pena. El esfuerzo y el tiempo que toma pelar tomates se ve compensado con creces, con la textura suave, aterciopelada de una salsa o una sopa.
El primer paso es, por una parte, poner agua a hervir en una olla, y por la otra llenar un tazón con agua helada, con hielos. Una vez lavados los tomates, con un cuchillo se le hace una hendidura para quitarle el pedúnculo.
Con el mismo cuchillo, se le hace un corte transversal (en cruz) muy superficial aló largo de la piel del tomate.
De seguidas, los tomates se sumergen, de dos en dos o de tres en tres, en agua hirviendo para blanquearlos por 30-40 segundos. De inmediato, se sumergen en agua helada para detener la cocción y enfriarlos.
Y se escurren en un colador de pasta.
Lo demás es coser y cantar: los tomates se pelan de cuarto en cuarto y se descarta la piel.
Una vez pelados, los tomates están listos para ser envasados o procesados como mejor te parezca. Así que a disfrutar de ese ingrediente maravilloso que son ¡los tomates pelados!








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