Por qué estoy a favor de Israel.

Comparto esta reflexión, producto de la discusión que tuve con mis hijos este fin de semana para que entendieran lo que está pasando en el Medio Oriente. Quería que entendiera por qué me chocan las «protestas» de Hamas, justo frente al Consulado de Israel en Downtown Miami, y también en otras ciudades de Estados Unidos, y por qué me horrorizan las imágenes perturbadoras de cruces esvásticas pintadas con espray en una sinagoga en North Miami. Lo que sigue son los argumentos que explican por qué estoy a favor de Israel y el pueblo judío.
Lo que estamos viendo es el enfrentamiento entre la civilización y la barbarie, entre lo racional y lo primitivo, entre el progreso y el atraso, entre la libertad y la opresión, entre la democracia y la dictadura, entre los derechos humanos y quienes los violan sistemáticamente como un modo de vida, entre quienes tratan a las mujeres como seres humanos y quienes las tratan como bestias, entre quienes construyen y quienes destruyen.
El pueblo judío sobrevivió el holocausto y ha obligado al mundo a que lo respete con su conocimiento, con su trabajo, no con gritos y lamentos. Los judíos, quienes representan menos de 0,2% de la población mundial, han sido receptores de 23% de los premios Nobel que otorga la academia sueca.
De los 846 premios Nobel otorgados desde 1901, 194 han sido para honrar a físicos, médicos, economistas, químicos, escritores y pensadores judíos, algunos de los cuales sobrevivieron a los campos de exterminio durante el holocausto y sufrieron los avatares del antisemitismo durante sus carreras.
No recuerdo haber visto al primer judío matando para protestar, incendiando iglesias, mezquitas o embajadas, o utilizando niños como escudos humanos.
No soy una persona especialmente religiosa, entre otras cosas porque fui criada por una mamá atea. Soy Católica por convicción. Creo en Dios y en la Virgen María Santísima. Y además tuve la buena fortuna de haberme criado en el barrio judío de Caracas y si algo aprendí en esos años fue el valor del trabajo duro, del esfuerzo sostenido, y sobre todo del respeto y la tolerancia.
Por eso, estoy a favor de Israel, como estoy a favor de la civilización, el conocimiento, el progreso, la construcción, los derechos humanos, la democracia y la libertad.
Y parafraseando a la Primera Ministra Golda Meir, me atrevo a decir que si los bárbaros de Hamas quisieran más a sus hijos de lo que odian al pueblo judío, tendríamos paz en lugar de guerra.
Gracias por ayudarme a difundir este texto.
Shalom.
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