Si mis libros de cocina hablaran… podría escribir otro blog completo…
Hoy estoy desempacando mis libros de cocina. Tarea sencilla, porque los guardé en cajas plásticas pequeñas. Estas cajas hicieron fácil no sólo su transporte, sino también saber lo que había dentro. Así, cuando los señores de la mudanza pusieron el librero en su sitio (en un pequeño pasillo frente a mi cocina), yo misma puse las cajas en cada compartimiento. Y hoy estoy poniendo los libros, que empaqué sin un ápice de polvo, en su santo lugar.