Precalienta el horno a 350°F.
Cubre cuatro bandejas de hornear con papel de aluminio y con una brocha esparce un poco de aceite de oliva.
Dispón los tomates en las bandejas y salpícalos con el ajo.
Rocía la mitad del aceite de oliva y sazona con sal y pimienta al gusto.
Hornea los tomates por una hora.
Retira las bandejas del horno.
Mientras, en una olla a fuego medio, calienta el resto del aceite de oliva, derrite la mantequilla y saltea las cebollas con el tomillo, hasta que estén suaves, unos cinco minutos.
Agrega los tomates asados y el agua, y cocina por 20 minutos.
Desecha los tallos de tomillo.
Con una licuadora de inmersión, licúa todos los ingredientes hasta que se forme una sopa cremosa.
Sazona con sal y pimienta.
Sirve con bolitas de queso de cabra y una ramita de tomillo fresco.