Esta receta de chai con leche de almendras ha sido compensada por Collective Bias, Inc. y su anunciante. Todas las opiniones son sólo mías. #PlantBasedGoodness #CollectiveBias
Mientras escribo este post, estoy disfrutando, en la quietud de mi casa, sin ruido ni adolescentes a mi alrededor, de una taza de chai con Silk® Unsweetened Vanilla Almondmilk o lo que es lo mismo: mi té favorito con leche de almendras, sin azúcar y con ligeras notas a vainilla. Este es mi nuevo placer ahora no tan secreto.
Hoy es el primer día de clases de Andrés Ignacio (15) y Tomás Eugenio (13), quienes están en décimo y octavo grado, respectivamente. Después de un verano sin horarios, acostándose y levantándose a la hora que les provocaba, hoy los dos se alistaron por su cuenta y sin contratiempos.
Creo que este verano fue de mucho crecimiento para ambos. Y no sólo en tallas. Sino en independencia. Esta mañana incluso Tomás vino a darme los buenos días con un beso, un minuto antes de que sonara mi despertador ¿no te parece una maravilla? Algo debo estar haciendo bien.
Quien me conoce sabe que no hay nada que aprecie más al amanecer que la calma y un buen café. Un buen capuchino es todo lo que necesito para empezar bien mi mañana y transitar con alegría mis días y el ajetreo de la vida diaria. O eso creía.
Sin embargo, y por razones que no vienen al caso, hace poco decidí disminuir al mínimo mi consumo de productos lácteos y de cafeína y por lo mismo cambié el café por el chai, que es una mezcla de té negro (con menos cafeína que el café) con especias incluyendo cardamomo, jengibre, canela y pimienta. Así que mi nueva favorita es el chai con leche de almendras.
Estoy convencida de que nada le va mejor al chai que las leches vegetales: y si no pregúntenle a los baristas de las cadenas de cafeterías. Así que disfruto de mi chai recién hecho con almondmilk, que ahora puedo tener en la despensa sin necesidad de refrigerar porque vienen en paquetes de 4 botellas de 10 onzas cada una, que compro en mi Walmart local.
Por la mañana mi ritual consiste en una taza de chai caliente con almondmilk y queda tan, pero tan rico que yo, que soy dulcera a morir, no siento que haga falta ponerle ningún edulcorante ¡bingo! Para prepararlo, pongo una bolsita de te en una taza de agua hirviendo, y lo dejo reposar cinco minutos, agrego la leche de almendras y listo.
Por las tardes, cuando empieza el ajetreo de las tareas y las actividades extra curriculares de mis hijos (100% basquetbol), entonces me preparo mi chai helado (con el té que me sobra de la mañana), mucho hielo y mi Silk® almondmilk o cashewmilk con caramelo que también vienen en paquetes de cuatro botellas que no necesitan refrigeración. Para mí esta es la merienda perfecta y sin muchas calorías.
Y voy más allá: una botellita de leche de almendras o de merey bien fría es otra merienda sin complicaciones. A mí me encanta porque me recuerda al agua de arroz o de avena que hacían mis abuelas, sólo que más espesa.
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