No soy experta connoisseur de jarabes de arce. Sólo sé que desde que vivía en Nueva York, donde el brunch del domingo solía incluir panquecas o tostadas francesas con jarabe de arce, soy fan del jarabe natural, y más nunca volví a comprar las imitaciones. Así que dejo constancia de que hablo y escribo con la única autoridad que me confiere ser la mamá que prepara los desayunos de mi familia todos los días.
Crown Maple Syrup no sólo es un jarabe de arce puro y certificado orgánico por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Yo diría que es como la realeza de los jarabes de arce. Las etiquetas y el empaque presagian el contenido de las botellas: una miel producida en Madava Farms, en unos 800 acres a orillas del río Hudson (en el condado de Dutchess, en el estado de Nueva York), sembrados de arces centenarios de las variedades rojo y azúcar, de los cuales se extrae la más prístina savia.
Me gusta el hecho de que Crown sea una empresa familiar y de que Madava Farms deba su nombre Maddie y Ava, las hijas de de Robb y Lidia Turner, quienes en 2010 establecieron Crown Maple para deleite de nuestros paladares.
Me gusta que Crown produzca artesanalmente sus jarabes ámbar claro, medio y oscuro. Los puedes comprar en Amazon y el trío que recibí es el regalo perfecto para un amante de los placeres del paladar.
No me puedo esperar para usarlos como ingredientes de cocteles, vinagretas, salsas para barbacoa y por supuesto para acompañar panqueques, tostadas francesas y avena.
Para comenzar, y como no me aguanté, hice esta quínoa con fresas, frambuesas y arándanos, y usé el jarabe oscuro para endulzar.
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