Sé que en algún lugar los árboles deben estar vistiéndose de hojas amarillas, naranjas y rojas, y la brisa fría del otoño debe estar inundando el aire. No así en Miami, con sus aguaceros torrenciales y su eterno clima subtropical…A pesar de este clima veraniego, las auyamas, las calabazas y las batatas comienzan a hacer su aparición triunfal en los mercados y ya los aromas de canela, nuez moscada, jengibre y clavo de olor dejaron de ser un presagio…
Esta es la época de las peras y las manzanas, de los caquis y las granadas, de las mandarinas y los tangelos, de los dátiles y las nueces, de las coles, de asar calabazas y nabos y batatas y cuanto tubérculo para la tierra…
Es el tiempo de hornear pan de calabaza, de cocinar a fuego lento, de la sopita diaria, de los chowders… es la temporada en la que me da la compulsión por hornear galletas y panes…y panes y galletas…
Pero además hay algo de “dejar ir las cosas” que me gusta del otoño.
Que el color y la belleza de esta estación nos reconecte con el siempre cambiante ciclo de la vida.
¡Bienvenido otoño! ¡La vida es bella!
Bienvenido otoño
Bienvenido otoño.