
Busqué ayuda profesional hace un par de meses y pude anticipar todo lo que ahora estamos enfrentando. Pero estos últimos días me sentí tan devastada, que ni siquiera tuve ganas de sentarme a escribir. Pido disculpas, pero hay una justificación: después de todo, trato de que este sea un blog feliz y siempre digo que para enterarse de malas noticias uno lee los periódicos y ve los noticieros.
Sin embargo, como parte de este proceso de recuperación, sé que reconocer que tienes un problema y hablar de ello ayuda a sanar. Muchísimo. Cuando compartes, te das cuenta de que no estás sola y de que puedes aprender de las experiencias de los demás.
Las familias pueden sanar y las relaciones entre sus miembros se pueden restaurar. En eso ando. No está fácil la cosa. Es duro y estresante. Pero soy una guerrera. No me rindo y esta no será la primera vez.
Y se por experiencia que no hay mejor anti estrés ni nada más gratificante que hacer lo que a uno le gusta: cocinar, tomar fotos y escribir mis historias tan simples como mis recetas.
En otras palabras: regresar a la normalidad, volver a ser yo, resurgir, recuperar la paz de mi espíritu, esa que he construido y protegido durante tantos años, para así ayudar a mi familia a sanar y a que nuestras relaciones puedan, Dios mediante, restablecerse.
Después de todo, hay siempre mucho sentimiento y sobre todo familia en mi cocina.
- Descubre el IONIQ 6 y adelántate al futuro hoy mismo - mayo 15, 2023
- Torta venezolana de plátano maduro con queso blanco - mayo 8, 2023
- Chicha de arroz venezolana - abril 5, 2023